sábado, 14 de septiembre de 2013

Ella es todo

Caminaba con los pies calados pero no se notaba. Se le veían en la mirada todos y cada uno de los sueños rotos y aunque estaba lloviendo llevaba gafas de sol para ocultarlos. Algunos decían que era rara, otros especial, quizá hasta puede que pareciese interesante. Pero sólo los pocos que se fijaban realmente en ella se morían de ganas de conocerla.

Pasaba desapercibida, no era nada del otro mundo. Jamás buscó destacar, por eso vestía con colores fríos, oscuros, tal vez no sólo por no destacar, sino porque también le representaban. Ella era lo que vestía, los sueños rotos que escondía, todo lo que estaba viviendo. Ella era Todo, pero nadie lo sabía realmente.

Por dentro un agujero en el pecho, el alma con puntos que se veían desde lejos. Quizá, sólo quizá estuviese esperando un cambio de sentido, una señal que le dijese que era el momento de salir corriendo. Quizá, sólo quizá, buscase el momento de decir adiós a todo, incluso a ella misma.

Se fijaba en el reflejo de las luces en el suelo mojado cuando caminaba, en las luces de la ciudad que tanto odiaba pero de la que no podía escapar porque siempre terminaba volviendo. Al horizonte de sus pensamientos empezaba un mundo paralelo, donde intentaba imaginar su vida algo mejor, pero todo seguía igual, ni los sueños terminaban de ser reales.

Tenía la realidad escrita en los labios de tal manera que nada la salvaba. Todas las noches, antes de enfrentarse a la batalla de cada madrugada contra el insomnio, cogía el cuaderno que guardaba todas y cada una de sus guerras mentales desde los 12 o 13 años e intentaba buscar algún tipo de alivio escribiendo.

Ya que dibujar nunca fue lo suyo, de alguna manera tenía que intentar hacer algo por sentirse mejor, puesto que al mirarse al espejo volvía a caer en el sucio bucle de siempre. Sus pupilas hacía mucho tiempo que eran frías, que el gris se veía más que el azul en sus ojos. Lo que pocos sabían era que era fuerte,aunque hacía tiempo que se conformaba...



También ha dejado las canciones alegres; la banda sonora de todos sus días sólo habla de soledad, alcohol y poco más.
Sentía que por cada paso que da retrocede dos, y así todos los días.

De pronto se paraba en el puente que daba a las vías... Qué bonitas, ¿Eh?

A saber a donde llevarían, las ganas de ir lejos aumentan cada vez que pasaba por ahí. El recorrido de siempre que no parecía ser el de siempre al ir distraída consigo misma. 

Siempre lo digo, para variar, pero hablar en tercera persona de uno mismo siempre es más fácil. 

Sin ningún fin.

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