sábado, 21 de septiembre de 2013

El tren de la felicidad. (Él)

Aquel día él no se hallaba en las vías del tren, sino en la abarrotada estación a hora punta. Con su habitual vestimenta discreta y una mochila al hombro, había abandonado su piano y, con él, su hogar, y había sacado un billete en dirección a alguna parte. ¿Realmente importaba a dónde fuese?

Oyó llegar el tren y notó cómo la masa de gente iba arremolinándose a su alrededor para subirse a él, armados con sus maletines y sus grisáceos trajes. Con el corazón en un puño y el estómago encogido, el chico dio un paso al frente. Por unos instantes pensó que realmente no sabía a dónde iba, dónde acabaría y si tendría siquiera dinero para costearse un alojamiento allí.

Pero tenía el billete, la mente gritándole que se moviese hacia delante y el rostro pálido. Dio el fatídico paso y ya estaba en uno de los vagones de aquel tren. No había sitio para sentarse, así que deambuló entre vagones durante unos minutos hasta encontrar un sitio vacío, entre una anciana mujer y un hombre con su hija, la cual parloteaba alegremente sobre algo que no lograba comprender.

O no quería comprender;
era la alegría desbordante de la niña lo que le hacía recordar...
Que hacía tiempo él también había sido feliz,
así de feliz.

Se mordió el labio con fuerza y sacó una pequeña libreta con partituras dibujadas anteriormente a mano. La música comenzó a acallar las voces en su cabeza aunque sólo trazase las figuras sobre el débil papel con sus largos dedos de pianista, con su bolígrafo de tinta negra, con su corazón.

En algún momento, el tren se paró, y él no bajó... Hasta la última parada. Una vez el tren se detuvo finalmente, pisó una nueva estación, fría y desierta.

¿Qué iba a hacer ahora?

2 comentarios:

  1. Bien sea relato, historia larga o libro, merece continuar esta historia. Tiene gancho, ya así de por sí.
    Me ha gustado mucho cómo habéis ido recreando su vida. :)

    ResponderEliminar
  2. Bien sea relato, historia larga o libro, merece continuar esta historia. Tiene gancho, ya así de por sí.
    Me ha gustado mucho cómo habéis ido recreando su vida. :)

    ResponderEliminar